Tratando de exprimir al máximo la tardía nevada que nos ha alegrado el final de temporada, y confiando en la helada de radiación, Raúl y yo nos acercamos de nuevo a la cara noroeste (prácticamente norte) del Ameal de Pablo. Nos espera la segunda de las líneas que hemos imaginado para esta pared, la primera ya la abrimos Yaco y yo hace una semana.
El inicio es un marcado diedro que vemos muy justo pero blanco, el resto se ve bastante seco pero habrá que lucharlo. Decidimos hacer dos largos equitativos en dificultad para escalar los dos de primeros, pero esa distribución admite más posibilidades. La parte baja de la pared está muy cargada y los resaltes iniciales muy tapados con lo que en esa zona no se hace necesario el uso de cuerda.
Nos dirigimos a la base. |
L1, 50 m, 3
Rampa con resaltes que accede a la base del diedro.
L2, 50 m, 4, M (hoy 4, M4+)
Comienza en un bonito diedro helado al que da continuidad una corta goulotte. La goulotte termina en un muro vertical pero que permite buenos gancheos para escalarlo en mixto, saliendo de él se alcanza una rampa de nieve pegada que lleva a los bloques del cordal.
Protección y reuniones en roca.
Raúl abriendo la primera parte del L2. |
Santi abriendo la segunda parte del L2. |
Decidimos bajar rapelando por el segundo largo y después destrepando, el rápel nos permite constatar la verticalidad de ese segundo largo.
Hasta luego Ameal. |
Bonita vía, quizás algo más complicada que su paralela El Séptimo Cielo, y que con ella completa las posibilidades del alpinismo invernal en esta preciosa montaña. Esta cara noroeste, o casi norte, es una pequeña joya que había permanecido olvidada, ahora estas dos vías permiten, quizás en un mismo día de escalada, alcanzar esta emblemática cima de forma audaz y elegante.
Las dos vías de esta semana. |
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