lunes, 23 de diciembre de 2019

"Diedro Esteras". (IV/3+). Almanzor. Diciembre 2019




Acaba de comenzar el invierno y una sucesión de suroestes cálidos se ha llevado por delante gran parte de la nieve y el hielo de la Sierra. Pero hay un matiz, la cota siempre ha estado bailando en torno a los 2500 metros y los frentes han acabado en dos días con vientos huracanados, ¿alguien apuesta por que pueda haber unas condiciones aceptables?, ¿alguien se anima a desafiar al viento?, pues ahí estamos Yaco y yo, en una Plataforma solitaria ese anónimo lunes que queda entre el día de la lotería y la Nochebuena.

Vamos rumbo al Almanzor con la idea de ver qué hay y elegir sobre la marcha, en la noche oscura la escasa nieve nos hace ser pesimistas, la que pisamos está dura, pero pisamos tan poca....

Amanece en la Hoya Antón y, si bien mirando hacia atrás parece mayo, sin apenas nieve ni hielo en la laguna, mirando hacia adelante, el Almanzor se muestra vestido de un invernal agreste, rasgada su roca negra, desde la base hasta la cima, por una finísima daga blanca. El Diedro Esteras, clásica de las clásicas, en un circo solo para nosotros, parece estar pidiendo a gritos nuestra visita.

Pues allá que vamos, veníamos con plan abierto y todo parece indicar que ese es el bueno.

La goulotte inicial se muestra mucho más larga que otras veces en las que la nieve tapa parte de su base, hacemos reunión con dos tótems y le da Yaco al asunto:

L1: 50 m/2+
Goulotte a 65° que gana metros hasta la base de un primer resalte. Protección y reunión en roca.

Yaco en el L1.

L2: 50 m/3+
La goulotte se estrecha en un primer resalte de 2 metros en hielo, después se entra en el diedro. Buen hielo hasta llegar al bloque, por su izquierda un hielo verglás quebradizo impide la progresión, decido dejar la mochila en un anclaje e intentar pasar por debajo, luego Yaco la arrastrará junto a la suya con un cintajo . Apenas hay espacio con la pared anterior y la posterior cubiertas de hielo, con poca amplitud para golpeos y delicadeza en los movimientos, se remonta la vertical hasta poner un pie sobre el bloque. Ese reposo permite meter un tornillo corto para afrontar los últimos cuatro metros con hielo ya más grueso y fiable.
Largo muy bonito en estas condiciones.
Protección en roca con tótems, el mencionado tornillo y chapando dos clavos situados en la parte más angosta.
Reunión a la derecha con tótem amarillo, alien y fisurero.

Primer resalte L1. Foto Yaco.

Otro paso. Foto Yaco.

Superado. Foto Yaco.
Pasado el bloque. Foto Yaco.

Detalle. Foto Yaco.

Últimos metros. Foto Yaco.

Detalle. Foto Yaco.

En la reunión. Foto Yaco.

Detalle. Foto Yaco.

Yaco en la reunión.

Yaco empezando el L1.

Yaco saliendo.

L3: 50 m/60°
El corredor se abre y se remonta hacia la izquierda por rampas de 60° de nieve durísima y hielo hasta hacer reunión unos metros antes de la arista. Protección y reunión en roca.

L3 desde la reunión.
En la reunión. Foto Yaco.

L4: 40 m/60°
Se sigue hasta la arista y se remonta está por el norte hasta la base de un resalte. Protección y reunión en roca


Llegando a la arista. Foto Yaco.

Contraluz.

L5: 40 m/60°/M3
Resalte de unos 3 metros en mixto que accede a unas gradas que ganan altura siempre al norte de la arista. Protección y reunión en roca y lazando bloques.

L6: 30 m/60°
Comienza en un tramo aéreo de arista hasta enlazar con un corto corredor que llega a los bloques cimeros. Protección con un tótem y reunión en puente de roca.


Último corredor. Foto Yaco.

Protegiendo. Foto Yaco.

Yaco en la arista.

Nos lo hemos pasado en grande. Esta parte final, otras veces más sencilla con más carga de nieve, ha tenido un ambiente extraordinario. El Almanzor, y creemos que todo el circo, está vacío, no hay huella alguna y la sensación de montaña es total.
Sin entretenernos iniciamos el descenso, primero rapelando y después a través de la delicada travesía sobre las Canales Oscuras. Todavía necesitaremos una dosis de concentración para bajar por una Canal del Crampón completamente helada donde morderían a la perfección tornillos de hielo.

De nuevo con todo el material en la mochila, deshacemos nuestros pasos por un circo que va corriendo el telón, silenciosos, van despidiéndose los colores, desde el blanco y negro de los cuchillares, hasta los naranjas y rojos del atardecer, todos reflejados en una laguna salpicada de pequeños trozos de hielo roto.

Última mirada atrás.

Aún nos queda una larga caminata hasta el coche, de nuevo alumbrados por las frontales para completar más de 14 horas sin parar en, quizás, el día con menos horas de luz del año.

Enlaces a descripciones de esta misma vía otras temporadas:


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