Cuando ya parecía que la temporada gredense se estaba terminando, el persistente anticiclón decide que no, abre la puerta y un largo tren de borrascas se dispone a barrer La Sierra. Acaba de pasar la primera y, con ansia viva, Raúl y yo nos vamos hacia el Cuchillar de las Navajas.
Por fin una aproximación sobre nieve, vamos rápido y en hora y media pasamos de largo frente a un solitario refugio, hasta él hemos encontrado huella pero a partir de allí, una nieve cada vez más profunda nos va a complicar las cosas. Ya con los crampones vamos alternando nieve polvo, nieve costra y hielo, a veces casi hemos de bracear para salir de las acumulaciones, tratamos de buscar los resaltes de hielo de la parte inferior de la Canal Fácil para ganar metros, pero solo suponen un pequeño respiro hasta la siguiente rampa. Por fin alcanzamos la muralla vertical que corona el Cuchillar, la pared está tapada por la nube y es complicado dar con la entrada de la vía en la que hemos pensado, finalmente abre un poco, conseguimos ubicarla, y montamos la reunión inicial unos metros a la izquierda del recorrido superior de la Canal Fácil. Como las demás reuniones y como en la protección de toda la vía, aseguramos en roca.
L1: 50 m/ 3
Rampa de nieve con algún resalte que gana metros delimitada a su izquierda por un muro vertical.
L1. |
L2: 55 m. 3+/M5+
Comienza por un amplio diedro que muere frente a una siniestra chimenea desplomada. Por su izquierda otra chimenea, a modo de surco, remonta la vertical hasta un aéreo hombro donde hacer reunión.
L2. Diedro. |
L2. Chimenea. |
L2. Salida. |
L3: 45 m/3
Rampa de nieve con pequeños resaltes que alcanza la cuerda del Cuchillar.
Hemos escalado en el lapso de tiempo en que más abierto ha estado el cielo y recogemos el material mientras las nubes se apoderan de nuevo de la parte alta del Circo, la vía ha salido muy lógica y pensamos que será de las de mayor facilidad de formación en este sector, un sector histórico de Gredos donde parece mentira que aún quedaran opciones por descubrir. Nos queda una pesadísima bajada hasta la Laguna Grande en la que la nieve nos engullirá una y otra vez. Pero son los asumidos gajes del oficio, ese tributo que pagamos gustosamente a cambio de escalar solos en la pared y por donde nunca antes lo ha hecho nadie.
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