Este invierno no se ha portado nada bien con Gredos y se ha escalado poco en sus sierras, sin embargo, no nos resistimos a creer que no se pueda hacer algo interesante, Raúl, con su olfato único de cazador de hielo, plantea un atractivo objetivo en un lugar donde no entra nunca el sol. Y allí nos vamos.
Son las 8 cuando ascendemos con rapidez un "Corredor Resino" duro como la piedra, ahí, a su izquierda, entre la roca oscura, se puede observar una sucesión de líneas y manchas de hielo que parece tener continuidad, luego desaparece en un laberinto de bloques. Habrá que atreverse a intentar descubrir si ese laberinto tiene salida.
Montamos la reunión inicial en roca y vamos a ello.
L1: 55 m/3
Gulot a 70° que se va encajonado hasta terminar en un resalte de un par de metros a 80°. Superado, un nevero a 60° lleva, en diagonal hacia la izquierda, al inicio de una cascada, en cuya base se hace reunión. Protección y reunión, como haremos en el resto de la vía, siempre en roca.
L1. |
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L2: 40 m/3+/M
Cascada no continua que permite avanzar traccionando de piolets y jugando con los pies entre roca y hielo. De modo muy vertical alcanza una estrechísima gulot que, a 75°, asciende con tendencia a la izquierda hasta salir a un aéreo espolón donde se hace reunión.
L2. |
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L3: 60 m/70°
Corredor que alcanza la cumbre con una inclinación que aumenta progresivamente hasta los 70°-75° de la cornisa.
L3. |
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Es llegar a este final y empezar a nevar, recogemos las cuerdas rápidamente y emprendemos un descenso que recuerda mucho a esas carreras de montaña que tan de moda se han puesto.
Hemos tenido el atrevimiento de asomarnos al final de esa agresiva gulot y la recompensa ha sido está preciosa vía que combinada con el Corredor Resino proporciona una escalada de unos 300 metros con enorme ambiente.
Y atrevimiento en latín es "Audaciam".
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