viernes, 6 de diciembre de 2019

"Corredor del Pilar". (III/65°, M3). Peña Ubiña. Diciembre 2019.


Estamos en otoño, nieves, lluvias, frío, menos frío, pero hay muchas ganas de volver a ese ático con vistas que son nuestras montañas. A Dani siempre le ha cautivado el corredor del Pilar, en su querida Ubiña grande, al bajar de hacer vías en la noroeste siempre me comentaba: "mira que forma tan elegante y estética de surcar la pared". En este momento, de haber algo decente, ha de ser en una sur, donde el resol de estos tres pasados días haya podido hacer su trabajo, así las cosas, habrá que probar, a ver qué nos encontramos.

A las 7 nos ponemos en marcha en Torrebarrio y descubrimos que vamos a estar solos en la vía, nadie parece haber apostado por este lado de la montaña, el amanecer impresiona con un silencio total, la luz del otoño tardío es distinta a la de cualquier otro momento del año, al igual que la paz que se respira, toda la naturaleza parece estar dormida.

Una mirada al amanecer.

Pronto pisamos nieve dura y nos ponemos todo el material encima, avanzamos por pendientes de 45° mientras el corredor va estrechándose y tomando ambiente. A la derecha del primer resalte hacemos reunión y sacamos la cuerda.

Mirada hacia abajo antes del primer resalte.

El resalte se nos presenta seco y con la incertidumbre de si la nieve de encima será traccionable, una vez dentro comprobamos que no, así que protegemos a cañón con dos friends y un fisurero, y con un par de gancheos en roca y un arreón ganamos la inconsistente nieve de su parte superior. Ya en ella, y tras otro resaltillo más fácil, hacemos reunión en la pared derecha.

Protegiendo a la entrada del resalte.

Guardamos la cuerda y avanzamos metros por buena nieve mientras el corredor se va estrechando y ganando en estética, con toda la montaña para nosotros, disfrutamos como enanos.

Dani, en su salsa.

Y yo en la mía.

Vamos ganando metros.

Llegamos así al segundo resalte, está casi tapado, pero tiene un pasito curioso, así que de nuevo montamos reunión, sacamos cuerda y lo aseguramos. Tras él, el corredor se ensancha y le entra el sol, de nuevo con la cuerda en la mochila, enfilamos hacia la zona final, más encajonada y sombría y que, desde abajo, parece tener hielo.

Ensanchamiento.

Como preveíamos la nieve se endurece progresivamente y entramos en la zona umbría y encajonada donde está el tercer resalte. Como el segundo, está casi tapado pero presenta un par de metros a 70° con nieve hueca en pies así que decidimos hacer las cosas bien y sacar la cuerda. La tracción por encima es buenísima, así que no nos crea problemas.
Superado, se entra en la rampa final a 60° que lleva a la arista. Dejamos la cuerda libre colgando del arnés y remontamos los espectaculares metros con los que culmina el corredor.

Parte final.

Casi acabando.

Llegamos a la arista por la que debemos crestear hasta el rápel, se muestra delicada y aunque Dani es un titán en estos terrenos, sacamos cuerda, que además está desplegada. Avanzamos por terreno aéreo hasta quedar justo por encima de la salida del Corredor de la Aguja a la que accedemos mediante un corto rápel de unos 20 metros.

Contentos tras terminar la vía.

Guardamos el material y bajamos por la pala sur, comenta Dani con gran acierto que la luz de estos días es como un amanecer permanente, hoy las nubes altas acentúan este efecto, y me entretengo en pensar que, si hay algo que caracteriza estas cosas que nos gusta hacer, es que siempre, al amanecer, los valles quedan muy por debajo. Y así, hablando de la vida, acabamos una salida que nos deja muy buen sabor de boca.

Así se ve la vía desde la bajada.


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