A las 3:45 de la mañana partimos del refugio de Cósmicos con una luna casi llena que ilumina mágicamente el Valle Blanco. La nieve ha transformado y las raquetas permiten avanzar con cierta facilidad. No hace viento ni demasiado frío. Dos horas de marcha nos llevan a la base de la imponente muralla de la cara este del Mont Blanc du Tacul. Cruzamos la amenazante rimaya ya con los crampones y equipados, y abordamos el largo corredor que lleva a la goulotte.
Salva un desnivel de unos 300 metros, la pendiente ronda los 60° y presenta pequeños resaltes, lo ascendemos en ensamble. Solo un par de veces ponemos seguros intermedios. La nieve da confianza con su progresiva dureza. En primer lugar el amanecer y luego los primeros rayos de sol acompañan nuestro ascenso. Son las 7, hemos remontado con buen horario el precioso corredor, y la agresiva goulotte se muestra con buen aspecto al admirarla desde su base.
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Primeros rayos de sol.
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Espectacular el corredor. |
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Inicio de la goulotte. |
Hacemos reunión con dos tornillos e iniciamos el largo. Es amable y disfrutón, buen hielo para progresar y asegurar, a unos 75° de inclinación todo él. Sol y el frío justo. Únicamente molestan pequeñas coladas de nieve que caen por la vertical. Desde la reunión, montada con un cordino y un tornillo vemos que se acerca otra cordada.
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Primeras dificultades de la goulotte.
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Progresando.
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Se trata de una pareja de galeses, se han puesto a nuestra altura y han preparado un pequeño lío en la reunión, Ángel escala el largo siguiente, es complicado por su verticalidad, llegando incluso a extraplomar en algún pasaje, y por la calidad del hielo, algo perjudicada por su exposición al sol. Lo asegura con varios tornillos mientras los británicos hacen por salir en paralelo. Les apremio a que no lo hagan y me pongo a escalar algo tenso y con prisa. Me cuesta pero lo saco, la parte final mixteando por terreno poco fiable. Ellos amplían el largo para hacer reunión más arriba y así adelantarnos.
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Saliendo por mixto. |
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A punto de alcanzar la reunión. |
A partir de aquí la goulotte no deja de lanzar nieve y hielo sobre nosotros, por un lado el que arroja la otra cordada y por otro, el que el sol, al incidir sobre la parte alta de la pared, hace caer de modo espontáneo. Resulta inevitable el no poder esquivar parte de este bombardeo. Bajo él, escalamos el siguiente largo, una sucesión de rampas de nieve y resaltes de hielo y mixto no demasiado verticales que apuran la totalidad de la cuerda. Varios friends permiten asegurar la progresión. Se hace reunión colgados sobre un spit bajo el imponente muro final.
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Penúltimo largo.
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Resta una cascada de 10 metros a 90° como postrer obstáculo a superar. Buen hielo otra vez, pues aquí no entra el sol. Sabiendo que es el último esfuerzo, y apretando a tope, lo sacamos con soltura. Ángel lo ha protegido a la perfección con tres tornillos.
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Penúltimo esfuerzo. |
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.....y último! |
Un abrazo y a rapelar. Es la una de la tarde, llevamos 6 horas metidos en la estrecha goulotte.
Van a ser 5 rapeles en los que, por fin, obtenemos algo positivo de los galeses, aprovechando cordinos que han ido colocando en su descenso.
Continuamos rapelando también la parte alta del corredor hasta que decidimos destrepar pues dos cordadas más bajan de la Gabarrou Albinoni y el overbooking es inevitable.
Llegar al glaciar nos lleva casi 3 horas y subir al refugio otra más, completamos así 14 horas sin tregua. Estamos agotados pero felices. Una grandísima clásica en nuestra mochila. Hoy sí, cenaremos con vino en el acogedor comedor de Cósmicos. Y brindaremos por este gran día.
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Despedimos al paredón. |
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Conseguido.
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